La mejor forma de limpiarte los oídos
La mejor forma de limpiarse los oídos es “no limpiarse los
oídos”, se limpian solos... esto puede sonar extraño, pero ahora os lo explicamos.
El cerumen es un necesario e imprescindible protector
natural del oído. Al mover la mandíbula, al hablar o masticar, el cerumen se
desplaza desde el interior del oído al exterior, es aquí cuando llega al
pabellón auditivo cuando lo podemos retirar con un simple pañuelo de papel.
Nunca debemos utilizar los famosos bastoncillos para los
oídos, su uso solo nos va a producir problemas. El primero es el aumento de
posibilidades de provocar un tapón, ya que aunque pensemos que con su uso
estamos retirando la cera, lo que hacemos es empujándola al fondo del conducto
auditivo. Con su uso también vamos a irritar el conducto, vamos a eliminar la
capa de cera necesaria para una buena lubricación y protección del epitelio,
así como el riesgo de poder perforar el tímpano, causando dolor, sangrado y
pérdida de audición.
También es importante recordar que el tiempo de que necesita
un bastoncillo para degradarse es de 300 años.

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